Mis Blogs .

Mis Blogs son: Actual (Actualidad y Aficiones), Heródoto (Ciencias Sociales, Geografía e Historia), Plini (Ciències Socials, Geografia, Història i Història de l’Art), Lingua (Idiomas), Oikos (Economía y Empresa), Paideia (Educación y Pedagogía), Sophia (Filosofía y Pensamiento), Sport (Deportes), Thales (Ciencia y Tecnología), Theos (Religión y Teología), Tour (Viajes), Altamira (Historia del Arte y Arquitectura), Diagonal (Cómic), Estilo (Diseño y Moda), Pantalla (Cine, Televisión y Videojuegos), Photo (Fotografia), Letras (Literatura), Mirador (Joan Miró, Arte y Cultura), Odeón (Ballet y Música).

sábado, 20 de junio de 2015

CS 2 UD 13. La población del mundo. Comentario: Enfermedad y población.

ENFERMEDAD Y POBLACIÓN.
Comentario y resumen del libro: Bernabéu Mestre, J. Enfermedad y población. Seminari d’Estudis sobre la Ciència. València. 1994. 127 pp.

I. INTRODUCCIÓN.
II. ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL CONCEPTO DE EPIDEMIOLOGÍA HISTÓRICA Y EL MÉTODO EPIDEMIOLÓGICO.
Enfermedad y población: unas consideraciones previas.
Sobre el concepto de epidemiología histórica.
El nivel descriptivo del análisis epidemiológico.
El nivel explicativo del análisis epidemiológico.
III. LAS FUENTES DE LA EPIDEMIOLOGÍA HISTÓRICA. PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS Y PARTICULARIDADES.
Fuentes para el estudio de la epidemiología histórica: período preestadístico.
Fuentes para el estudio de la epidemiología histórica: período postregistral o estadístico.
IV. LOS PROBLEMAS DE LA EPIDEMIOLOGÍA HISTÓRICA.
A. LAS CAUSAS MÉDICAS DE LA ENFERMEDAD Y LA MUERTE.
Las causas médicas de la enfermedad y la muerte en el análisis demográfico y epidemiológico.
Principales limitaciones de las expresiones diagnósticas que informan de las causas médicas de la enfermedad y la muerte.
Algunas propuestas metodológicas para la utilización del análisis demográfico y epidemiológico de las causas médicas de la enfermedad y la muerte.
B. LAS ENFERMEDADES INFECCIOSAS DE COMPORTAMIENTO EPIDÉMICO Y LAS CRISIS DEMOGRÁFICAS.
De epidemias a crisis demográficas: La necesaria colaboración entre historiadores de la medicina e historiadores de la población.
La actualidad historiográfica de la historia social de la enfermedad.
Enfermedades infecciosas de naturaleza epidémica en el marco de las crisis demográficas.
El control de las crisis demográficas y su contribución al descenso de la mortalidad.
C. EL DESCENSO DE LA MORTALIDAD Y LA TEORIA DE LA TRANSICIÓN SANITARIA.
Transición sanitaria y transición epidemiológica. Unas consideraciones previas.
La transformación del estado de salud: la transición sanitaria.
La transformación del perfil epidemiológico: la transición epidemiológica.
V. EPÍLOGO.

ENFERMEDAD Y POBLACIÓN.
I. INTRODUCCIÓN.
La epidemiología histórica se ha revalorizado en los últimos años dentro del conjunto de disciplinas que estudian la evolución de la población y sobre todo el descenso de la mortalidad que acompañó la transición demográfica de la Europa Occidental. La metodología y los conceptos han cambiado. El autor hace unas reflexiones no sistemáticas sobre la relación entre enfermedad y población en el devenir histórico, sobre el puesto de la epidemiología histórica entre los estudios históricos de la población y su papel interdisciplinar.
II. ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL CONCEPTO DE EPIDEMIOLOGÍA HISTÓRICA Y EL MÉTODO EPIDEMIOLÓGICO.
ENFERMEDAD Y POBLACIÓN: UNAS CONSIDERACIONES PREVIAS.
La dualidad de perspectivas, histórica y demográfica, complica sobremanera los estudios de demografía histórica. La multiplicidad de factores que intervienen en la demografía realzan la importancia de la disciplina de la epidemiología histórica, con sus fenómenos de mortalidad, morbilidad e incapacidad. Se relaciona con la epidemiología, entendida como disciplina que estudia la producción de la enfermedad como fenómeno individual y colectivo. La multicausalidad es la explicación aceptada para estos fenómenos.
SOBRE EL CONCEPTO DE EPIDEMIOLOGÍA HISTÓRICA.
Es la disciplina que ha de «estudiar la frecuencia y la distribución en el tiempo y en el espacio de los problemas de salud de las poblaciones humanas, así como el papel de los factores que los determinan». Un grave problema es la limitación de las fuentes históricas que poseemos.
EL NIVEL DESCRIPTIVO DEL ANÁLISIS EPIDEMIOLÓGICO.
Se usan los indicadores de salud, con las tasas de mortalidad, morbilidad, incapacidad, etc. La razón estandarizada de mortalidad (SMR) relaciona el número de defunciones por una enfermedad con el total de defunciones. La falta de datos es el principal problema, tanto de los datos demográficos (edad, sexo, actividad profesional, etc.) como los datos de salud (enfermedad padecida), siendo estos últimos los que casi siempre faltan y si hay son poco fiables.
EL NIVEL EXPLICATIVO DEL ANÁLISIS EPIDEMIOLÓGICO.
Se comparan los distintos grupos expuestos a los distintos factores de la enfermedad, para conocer los riesgos de la exposición diferencial a estos factores, según un criterio de causalidad.
III. LAS FUENTES DE LA EPIDEMIOLOGÍA HISTÓRICA. PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS Y PARTICULARIDADES.
Se diferencian dos periodos, el preestadístico y el estadístico, definido este por la aparición del Registro Civil.
FUENTES PARA EL ESTUDIO DE LA EPIDEMIOLOGÍA HISTÓRICA: PERÍODO PREESTADÍSTICO.
Destacan sobre todo los registros parroquiales, con los fallos de no ser exactos respecto a las defunciones infantiles y de no registrar las causas de la muerte. Los archivos administrativos de los municipios y de las instituciones sanitarias son valiosas fuentes, tanto de la situación social, como de las ordenanzas sanitarias. Los archivos hospitalarios son buenas fuentes de los factores de la enfermedad y de la razón de la muerte. La literatura médica se difundió a partir del siglo XVI con la imprenta y los estudios médicos sobre enfermedades y su difusión geográfica aumentaron a partir del siglo XVIII.
FUENTES PARA EL ESTUDIO DE LA EPIDEMIOLOGÍA HISTÓRICA: PERÍODO POSTREGISTRAL O ESTADÍSTICO.
El Registro Civil será una fuente de un alto valor estadístico a partir de su paulatino desarrollo en Occidente. En España nació en 1841 pero sólo se generalizó en 1871, apareciendo en 1879 la primera estadística demográfico-sanitaria. Desde entonces las estadísticas son cada vez más precisas y generalizadas sobre la morbilidad y mortalidad, al mismo tiempo que mejora la atención sanitaria y la higiene.
IV. LOS PROBLEMAS DE LA EPIDEMIOLOGÍA HISTÓRICA.
Bernabéu distingue dos tipos de dinámicas demográficas: la tradicional y la moderna. La tradicional tenía altos niveles de mortalidad y fecundidad, frecuentes crisis demográficas (especialmente de mortalidad), una baja esperanza de vida, con un crecimiento que era lento o nulo. La moderna tiene unos niveles de mortalidad y fecundidad mucho más moderados, desapareciendo las crisis demográficas, un aumento de la esperanza de vida, con un crecimiento muy fuerte hasta el nivel de equilibrio.
En esta evolución interesa conocer las causas que modificaron los factores de la mortalidad y permitieron el paso de la dinámica tradicional a la moderna.
A. LAS CAUSAS MÉDICAS DE LA ENFERMEDAD Y LA MUERTE.
LAS CAUSAS MÉDICAS DE LA ENFERMEDAD Y LA MUERTE EN EL ANÁLISIS DEMOGRÁFICO Y EPIDEMIOLÓGICO.
Explican sólo el momento y la causa finales de la muerte, olvidando la causa lejana y verdadera de la muerte.
PRINCIPALES LIMITACIONES DE LAS EXPRESIONES DIAGNÓSTICAS QUE INFORMAN DE LAS CAUSAS MÉDICAS DE LA ENFERMEDAD Y LA MUERTE.
En los registros parroquiales la anotación de la causa de la muerte sólo se generalizó a partir de mediados del siglo XVIII y en España desde 1837. La “certificación facultativa” era casi imposible donde no hubiera médicos disponibles (el campo) o dinero para pagarles (las clases pobres). Muchas de las diagnosis son de personas de la familia o del pueblo, sin preparación médica. Incluso las diagnosis hechas por médicos olvidan la distinción entre causas inmediatas y antecedentes. Algunas enfermedades cambian sus síntomas según la persona o el momento. Otras enfermedades son falseadas en su verdadera naturaleza como consecuencia de su rechazo social (tisis, epidémicas y venéreas sobre todo). Faltaban criterios claros sobre la denominación de las enfermedades.
ALGUNAS PROPUESTAS METODOLÓGICAS PARA LA UTILIZACIÓN DEL ANÁLISIS DEMOGRÁFICO Y EPIDEMIOLÓGICO DE LAS CAUSAS MÉDICAS DE LA ENFERMEDAD Y LA MUERTE.
Hay que contextualizar en su época los términos médicos, con un glosario terminológico de todas las expresiones diagnósticas, seguido de una depuración semántica y de una clasificación médica (por causas) que sea homogénea.
B. LAS ENFERMEDADES INFECCIOSAS DE COMPORTAMIENTO EPIDÉMICO Y LAS CRISIS DEMOGRÁFICAS.
DE EPIDEMIAS A CRISIS DEMOGRÁFICAS: LA NECESARIA COLABORACIÓN ENTRE HISTORIADORES DE LA MEDICINA E HISTORIADORES DE LA POBLACIÓN.
El estudio de las enfermedades (peste, viruela, cólera, etc.) y de los factores que las desencadenan y que conducen a las crisis demográficas, son una valiosísima información para la demografía histórica.
LA ACTUALIDAD HISTORIOGRÁFICA DE LA HISTORIA SOCIAL DE LA ENFERMEDAD.
El Sida, el Ébola y otras enfermedades infeccciosas han recordado al hombre actual la vieja amenaza de las epidemias, devolviendo a la actualidad las consecuencias de miedo, aislamiento, gastos médicos y económicos, etc.
ENFERMEDADES INFECCIOSAS DE NATURALEZA EPIDÉMICA EN EL MARCO DE LAS CRISIS DEMOGRÁFICAS.
Las crisis demográficas se debían fundamentalmente a dos tipos de factores: 1) sociopolíticos: las guerras y conflictos sociales, 2) biológicos: hambre, enfermedad como epidemia.
El debilitamiento por hambre o carestía de los individuos reducía sus defensas biológicas y desencadenaba una rápida y feroz morbilidad que se cobraba gran número de víctimas. Un ejemplo característico de esta asociación era el tifus exantemático. La solución universal era el aislamiento, pero chocaba con la que seguían los individuos: la huida tan pronto se conocía la llegada de la epidemia.
EL CONTROL DE LAS CRISIS DEMOGRÁFICAS Y SU CONTRIBUCIÓN AL DESCENSO DE LA MORTALIDAD.
Las causas de la reducción fueron: mejor alimentación gracias a la Revolución Industrial con su mayor producción de alimentos y mejor distribución territorial (ferrocarril, barcos), mejora de la higiene personal y de las condiciones de vivienda, vacunación contra la viruela, desarrollo de medicinas, etc.
C. EL DESCENSO DE LA MORTALIDAD Y LA TEORIA DE LA TRANSICIÓN SANITARIA.
TRANSICIÓN SANITARIA Y TRANSICIÓN EPIDEMIOLÓGICA. UNAS CONSIDERACIONES PREVIAS.
La teoría de la transición demográfica se ha difundido entre los demógrafos hasta su general aceptación y ha comenzado su aplicación teórica a los campos sanitario y epidemiológico. La transición epidemiológica y sanitaria sería un descenso de la mortalidad ligado a la modernización socioeconómica y de los servicios de salud que acompañó a la transición demográfica, basándose en las investigaciones de Frederiksen (1969), Omran (1971), Lerner (1973) y otros. Todos coinciden en que hay una división por etapas, desde el modelo tradicional al más moderno. McKeown (1978) señala la hipótesis alimentaria como la fundamental, al aumentar la mayor y mejor alimentación la capacidad de resistencia de la población a las enfermedades infecciosas. Johansson y Mosk (1987) señalan que es imposible que haya una sola causa y hacen hincapié en la educación tanto como en la mejora alimentaria. Otros autores estudian las diferencias regionales de morbilidad, explicando estas por factores climáticos, geográficos, etc. Mosley (1984) añade factores como el medio ambiente. Se tiende por los autores a explicar la morbilidad epidémica por una multicausalidad.
LA TRANSFORMACIÓN DEL ESTADO DE SALUD: LA TRANSICIÓN SANITARIA.
La modernización sanitaria estuvo acompañada por aspectos negativos: peores condiciones urbanísticas, contaminación, peores condiciones de trabajo, etc. Esto explica las epidemias que recorrieron Europa a mediados del siglo XIX, sobre todo en las regiones de industrialización “salvaje”. El proletariado y los niños desatendidos por las madres trabajadoras fueron los colectivos que más sufrieron la sobremortalidad. Pero el Estado necesitaba una mayor y más sana población y ello produjo políticas sociales (reducción de los horarios de trabajo de menores y mujeres, alimentación, vivienda, agua y alcantarillado, educación sanitaria, vacunaciones, etc.) que mejoraron notablemente la situación durante la segunda mitad del siglo XIX y redujeron drásticamente la mortalidad.
LA TRANSFORMACIÓN DEL PERFIL EPIDEMIOLÓGICO: LA TRANSICIÓN EPIDEMIOLÓGICA.
Las epidemias infecciosas han sido sustituidas por enfermedades crónicas y degenerativas (cáncer, enfermedades circulatorias y respiratorias), junto a accidentes de circulación. Los fallecimientos son mucho más tardíos. La morbilidad ya no se asocía con mortalidad porque la esperanza de curación es muy alta gracias a los antibióticos. Hay una contradicción: una mortalidad decreciente con una morbilidad creciente, debido al envejecimiento y la supervivencia de individuos más débiles.
V. EPÍLOGO.
La epidemiología histórica es una disciplina integradora de conceptos y métodos provinientes de otras disciplinas: historia de la medicina, epidemiología y demografía histórica. Sus dos elementos son la enfermedad y la población, tan extensos que ambos están necesitados de la interdisciplinariedad. La variable más importante es la mortalidad. Hay que estudiar los factores determinantes de la salud y la enfermedad, dentro del contexot social, cultural, político, económico, geográfico, etc., de cada periodo histórico. Hay que revalorizar los estudios locales, de microanálisis, para aumentar el nivel científico de la disciplina con modelos y teorías.
CRÍTICA.

He echado en falta un desarrollo matemático de la metodología y de los modelos, así como de aplicaciones prácticas de sus ideas al caso español. Hay una llamativa ausencia de estadísticas y gráficos, lo que limita el aprovechamiento didáctico del libro. Es una monografía con definiciones poco elaboradas: en todo el libro hay una sola e insuficiente definición de lo que es epidemiología histórica.

viernes, 19 de junio de 2015

Jamaica: la situación actual.

Jamaica: la situación actual.


Kingston.

Capital: Kingston. Superficie: 10.991 km². Población (2014): 2,9 millones. Densidad de población (2014): 263 hab/km². Índice de desarrollo humano (IDH 2014; 0 mínimo, 1 máximo): 0,72. PIB/h (2014): 4.000 euros.

Economía.


La economía se sustenta en la agricultura de caña de azúcar y otros productos tropicales (café, tabaco, banana), la minería de bauxita (materia prima del aluminio), la industria de bienes de consumo, el comercio marítimo y sobre todo el turismo, más una destacada actividad musical en torno al famoso reggae de Bob Marley.

Sociedad.
La población es mayoritariamente de raza negra y mulata, cuyos antepasados llegaron en los siglos XVII y XVIII como esclavos dedicados al cultivo de la caña de azúcar. Recibieron una significativa aportación genética de indios americanos y blancos, de modo que hoy el 60% de la población es mulata y solo el 20% negra. El otro 20% son blancos y asiáticos.
La esperanza de vida es superior a los 70 años, con un promedio de hijos por mujer de 2,36, más de un 80% de población alfabetizada, un índice de pobreza del 17% y un acuciante problema de criminalidad (1.087 asesinatos en 2012).

Política.
El país es una monarquía constitucional, cuyo jefe de Estado es la reina Isabel II de Inglaterra. Los dos partidos mayoritarios, el progresista People’s National Party (PNP) y conservador Jamaica Labour Party (JLP), se han alternado pacíficamente en el Gobierno desde la independencia en 1962.
Un problema grave es la infiltración de grupos de narcotraficantes en los dos principales partidos y una violencia significativa en las zonas urbanas.

FUENTES.
Internet.

Economía.
Noticias. Orden cronológico.
Stokes, Mark; McDaniel, Gerrard. Jamaica iza las velas para volver a reinar en el Caribe. “El País” (2-I-2015). Quiere convertirse en el gran nudo del comercio marítimo en la región.

Sociedad.
Reportajes.
Petit, Quino (texto); Barjau, Caterina (fotos). Jamaica, música y raíces. “El País” Semanal 1.988 (2-XI-2014) 42-49. Reportaje sobre el país: sociedad, música y cultura.
Petit, Quino. La isla de la velocidad. “El País” Semanal 2.025 (19-VII-2015). Un país volcado en el atletismo, con 3.000 atletas de élite, como los velocistas Usain Bolt y Shelly-Ann Fraser-Pryce.

Sociedad: Cultura / Viajes.
Reportajes.
Petit, Quino (texto); Barjau, Caterina (fotos). Jamaica, música y raíces. “El País” Semanal 1.988 (2-XI-2014) 42-49. Reportaje sobre el país: sociedad, música y cultura.

Política.
Internet.

martes, 16 de junio de 2015

La crisis de las democracias y la Segunda Guerra Mundial (1919-1945).

CS 4 UD 09. LA CRISIS DE LAS DEMOCRACIAS Y LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL.

INTRODUCCIÓN.
1. LA POLÍTICA DE LOS AÑOS 20.

2. LA CRISIS DE 1929.
2.1. CONSECUENCIAS ECONÓMICAS DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL.
2.2. DE LA GUERRA A LA CRISIS (1919-29).
2.3. EL CRACK DEL 29.
2.4. DIFUSIÓN DE LA CRISIS.
2.5. RESPUESTAS A LA CRISIS.
La política económica de Keynes.
El New Deal de Roosevelt.
Otras respuestas.
2.6. CONSECUENCIAS DE LA CRISIS.
La crisis social.
La crisis del sistema liberal.
Los frentes populares.

3. HACIA LA GUERRA.
Las causas remotas.
Las causas próximas.
3.1. LA GUERRA.
Resumen de la II Guerra Mundial.
3.2. EL HOLOCAUSTO.
3.2. LAS CONSECUENCIAS.

INTRODUCCIÓN.
La UD explica la posguerra en Europa y el mundo occidental, la Gran Depresión, el ascenso del fascismo, los orígenes del nuevo conflicto mundial, su evolución y las consecuencias.

1. LA POLÍTICA DE LOS AÑOS 20.
Dos países, Alemania e Italia, quedaron muy defraudados y se encontraron años después luchando en el mismo bando.
En Alemania espolearon el revanchismo la idea de que los militares no habían sido derrotados sino traicionados por los políticos que habían firmado la paz, la ocupación de Renania y las enormes indemnizaciones. La República de Weimar, tras una calamitosa crisis económica a principios de los años 20, sufriendo una meteórica inflación, logró estabilizar económicamente el país entre 1925 y 1929, pero la situación política interna era muy inestable, por la falta de un consenso entre las izquierdas y las derechas, y por el ascenso del nazismo.
Italia consideró que no había conseguido un premio suficiente para compensar las graves pérdidas humanas y materiales sufridas.
Rusia (posteriormente llamada URSS) permaneció aislada tras la guerra civil, hasta que firmó un acuerdo con Alemania en Rapallo (1921).
Turquía consiguió asegurarse, bajo el mando del general y dictador Kemal Ataturk, la independencia e integridad territorial en lucha contra los griegos en 1919-1922.
Japón consiguió la hegemonía en el Pacífico Occidental.
EE UU accedió al rango de gran potencia y en los años siguientes adoptó una política de neutralidad, aunque vigilando que no surgieran grandes potencias amenazantes, de lo que es un ejemplo el Tratado de Washington por el que se mantenía el statu quo en el Pacífico y se limitaban las flotas armadas.
Reino Unido y Francia decayeron en el rango de grandes potencias económicas debido al empobrecimiento padecido, pero mantuvieron su poder político, militar y colonial, y hacia mediados de los años 20 también lograron rehabilitarse económicamente en cifras absolutas, aunque ya jamás relativas.
Las potencias occidentales intentaron solucionar con una serie de conferencias y tratados en los años 20 los problemas del pago de la deuda alemana, la desmilitarización de este país, los acuerdos de desarme y statu quo, los problemas de Turquía, los movimientos anticolonialistas del Tercer Mundo, el aislamiento de la URSS... Durante un decenio funcionó bien el sistema de acuerdos, favorecido por la Sociedad de Naciones, pero la crisis del 29 alteró decisivamente la situación, enconando los conflictos y abriendo la larga crisis de los años 30 que iba a desencadenar la II Guerra Mundial.

2. LA CRISIS DE 1929.
2.1. CONSECUENCIAS ECONÓMICAS DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL.
Reino Unido y Francia estaban tan agotados y endeudados que perdieron la hegemonía mundial anterior a manos de EE UU, la nueva gran potencia, aunque pronto volviera al aislacionismo, para disfrutar de los “felices años 20”. La guerra había enriquecido a EE UU, que había acumulado la mitad de las reservas de oro del mundo. Los Aliados le debían más de 10.000 millones de dólares y había invadido con sus productos los mercados mundiales antes pertenecientes a los países europeos.

2.2. DE LA GUERRA A LA CRISIS (1919-1929).
La crisis económica de la posguerra en Europa fue muy dura respecto a la leve caída en EE UU por la caída de la demanda bélica, pero hacia 1925 se había superado por completo.
En general, entre 1921 y 1929, los “felices años veinte”, hubo una etapa de prosperidad económica extraordinaria, basada en el consumismo provocado por la renovada confianza de la población, la publicidad, el aumento de la demanda de nuevos productos (automóviles, electrodomésticos) o viviendas, y la mecanización que suplía la menor mano de obra (muerta en la guerra).
La liberación de la mujer ganada con su esfuerzo bélico en la guerra se reflejó en el derecho de voto, en la moda más libre, en su apariencia distinta (el cuerpo podía mostrarse en parte y debía ser más estilizado), en su participación en muchos empleos y en el ocio público, en el cambio de su estatus social y familiar según el ejemplo de las grandes estrellas del cine...
Se crearon grandes “trusts” empresariales, con multitud de fábricas y obreros, con nuevos sistemas de producción (taylorismo, producción en cadena), con beneficios tan grandes que sus acciones subieron como la espuma.
Los EE UU fueron gobernados por tres presidentes republicanos (1920-1932) partidarios de un retorno a los valores tradicionales, del aislamiento internacional y del proteccionismo comercial. En este clima de recelo hacia lo extranjero y de moralización de costumbres, hay que situar las medidas de restricción a la inmigración con el establecimiento en 1921 de cupos que limitaban el número de inmigrantes a 162.000 al año (antes ya se habían aplicado a chinos y japoneses). Los inmigrantes italianos, polacos o mexicanos se concentraban en barrios propios (guetos) manteniendo su identidad. Se recrudecía el racismo con el movimiento del Ku Klux Klan. Se aprobaba la Ley Seca, que prohibía la importación, destilación y comercialización de bebidas alcohólicas, lo que redujo el número de consumidores pero sentó las bases para la expansión de la Mafia en el mercado clandestino del alcohol, un ejemplo pertinente de lo que ocurrió luego con la prohibición del narcotráfico de drogas más duras.
Era una prosperidad con bases débiles. La agricultura producía demasiados alimentos y materias primas, por lo que los precios bajaron y muchos agricultores se arruinaron y perdieron sus tierras: en EE UU hasta 1,5 millones de campesinos emigraron a las ciudades en los años 20. La industria también entró en una espiral de sobreproducción de productos que se vendían en gran parte a crédito, y se reunieron inmensos stocks. Una caída de la confianza y de la liquidez podía hundir en cualquiera momento a este sistema.
Pero en vez de moderarse el crecimiento, desde el verano de 1928 la Bolsa experimentó una enorme subida de las cotizaciones porque se pedían créditos para comprar acciones y los bancos los concedían sin reparos, lo que alimentaba la burbuja. Al mismo tiempo las especulaciones inmobiliarias subían de valor de día en día.

2.3. EL CRACK DEL 29.
Las crisis económicas del capitalismo habían sido aceptadas desde el siglo XIX como elementos inherentes al propio sistema, de tal manera que se consideraba normal que a una fase alcista siguiese una recesiva, hasta que el sistema alcanzaba un punto de equilibrio y reanudaba su crecimiento, pero la crisis de 1929 fue distinta. Su profundidad, universalidad y consecuencias la catalogan como la más dura que haya sufrido el capitalismo.




Se inició en octubre de 1929 cuando se advirtió finalmente por la mayoría de los agentes económicos que no se podía consumir todo lo que la industria producía y seguir manteniendo la expansión. Cuando los inversores lo comprendieron y quisieron recuperar la liquidez de sus acciones para pagar los créditos que habían pedido para la compra de esas mismas acciones, el “jueves negro” del 24 de octubre, la Bolsa de Nueva York se desplomó al salir al mercado 13 millones de acciones. 
Los bancos decidieron comprar inicialmente las acciones para parar el proceso, pero la caída inicial se convirtió en derrumbe e histeria vendedora el martes 29 de octubre, con un desplome que sólo se frenó en 1932. 
Los bancos no tuvieron liquidez para sostener la Bolsa y pagar a quienes retiraban sus fondos, y los especuladores no pagaron sus créditos al perder valor las acciones. Los precios industriales y agrícolas, de las viviendas hipotecadas, se hundieron. Nadie compraba productos que no fueran de primera necesidad. 
Cerraron multitud de fábricas, quebraron infinidad de bancos, los comerciantes se arruinaron con las tiendas llenas de productos invendibles que empero debían pagar a los fabricantes.

2.4. DIFUSIÓN DE LA CRISIS.
La crisis financiera norteamericana se extendió a Europa al volver los capitales norteamericanos a su país. Los bancos europeos entraron en dificultades, comenzando por Austria y Alemania, que dependían de EE UU para poder tener liquidez. La caída del mercado norteamericano arruinó a muchas empresas exportadoras, tanto en Europa como en el mundo.
En Alemania y Austria la crisis fue gravísima y hundió a la democracia. Sólo en Alemania había 6 millones de parados en 1932.
La crisis fue menor en Francia y Reino Unido gracias al colchón que representaban sus mercados coloniales, y aun menor fue en los países menos industrializados como España. En Latinoamérica los efectos fueron ambiguos: la caída del comercio internacional disminuyó sus exportaciones de materias primas y llevó a partidos populistas y dictatoriales al poder, pero alentó una diversificación industrial que resultaría beneficiosa en la segunda mitad de los años 30 y en los años 40.

2.5. RESPUESTAS A LA CRISIS.
La política económica de Keynes.
El economista británico John Maynard Keynes propugnó un aumento de la demanda del Estado y de las inversiones públicas para conseguir crear empleo, confianza y que los precios subieran. Sus propuestas a favor de un sistema de economía mixta, con participación de capital privado y estatal, con políticas de carácter social y laboral asumidas por los Estados, inspiraron las más eficaces medidas para salir del marasmo.

El New Deal de Roosevelt.
El presidente de EE UU desde enero de 1933, John D. Roosevelt, aplicó su política del “New Deal” (Nuevo Trato o Reparto): el gobierno tomó en gran parte las riendas de la economía para sanearla, con apoyo a los bancos para dotarlos de liquidez, leyes proteccionistas contra las importaciones a precios bajos, inversiones en obras públicas para dar trabajo a los parados, subsidios a los agricultores para reducir las tierras cultivadas y la sobreproducción y así que aumentaran los precios, el apoyo a los sindicatos para que aumentaran los salarios, y otras medidas de fomento de la demanda y contra la deflación.
Se salió poco a poco de la recesión, pero con grandes altibajos. Roosevelt fue reelegido en 1936 y 1940, pero en 1938 había todavía 8 millones de parados (la mitad que en 1932). La solución llegó, finalmente, gracias a la enorme demanda bélica ocasionada por la Segunda Guerra Mundial, algo similar a lo ocurrido con la anterior confrontación.

Otras respuestas.
La Alemania nazi siguió el camino del rearme militar y de las inversiones públicas en comunicaciones, pagados mediante un elevadísimo endeudamiento. Pero era inviable a largo plazo una política semejante, y se vio obligada a comenzar la II Guerra Mundial para mantener su política de pleno empleo.
El Reino Unido dejó la solución en manos de la “lógica del sistema” y la depresión se alargó, aunque suavizada por tener grandes mercados coloniales que explotaba.
Francia reaccionó con una política moderada de obras públicas y gasto social, que le permitió sortear bastante bien la crisis, aunque el desempleo se elevó.
Japón padeció tanto por la caída de sus mercados exteriores que buscó en la guerra de conquista de China un mercado para vender sus productos, y esto conllevó un auge militarista que le llevó a participar en la Segunda Guerra Mundial.
La URSS salió bien librada de la crisis pues aumentó su producción mientras los demás la reducían, así que el intervencionismo estatal apareció ante muchos teóricos como la solución idónea y esto explica el auge del comunismo como teoría política y económica entre los grupos intelectuales de Occidente durante los años 30 y 40.

2.6. CONSECUENCIAS DE LA CRISIS.
La crisis social.
Empezaban los “terribles años 30”. En 1932, en los EE UU había 14 millones de parados y en Europa otros 16 millones de desempleados. Crecían las colas de parados y hambrientos pidiendo comida, la emigración a California u otros países en busca de trabajo, y la desesperación de las familias para alimentar a sus hijos, al tiempo que el índice de natalidad disminuyó, se interrumpió la emigración entre continentes, aumentó la conflictividad social entre empresarios y trabajadores que se organizaron más intensamente en patronales y sindicatos respectivamente, y subía exponencialmente la delincuencia. Hubo una crisis ideológico-cultural: se derrumbaron el optimismo, la fe en la razón y el progreso.

La crisis del sistema liberal.
La desconfianza en el sistema capitalista se generalizó. Las teorías económicas clásicas quedaron obsoletas. El liberalismo económico fue sustituido por un intervencionismo estatal de sistema mixto (privado-público). Los comunistas, que habían logrado vencer en Rusia y eran una amenaza evidente al sistema liberal, creían ver cumplidas las predicciones de Marx de colapso final del capitalismo y de una revolución global que llevaría al proletariado al poder.
Los fascistas italianos y los nazis alemanes, los ultranacionalistas y antidemócratas, la alta y la pequeña burguesías de ideas conservadoras se aprestaron a atacar al liberalismo del centro y al socialismo y el comunismo de las izquierdas. Las clases sociales se radicalizaron en la defensa de sus respectivas posiciones ideológicas. Nunca pareció tan amenazada la democracia como entonces. Y la paz que se pensaba ganada para siempre en 1918 se perdió nuevamente en 1939.

Los frentes populares.
La izquierda se alineó en dos grandes grupos, socialistas y comunistas, que se enfrentaron hasta 1925. Los anarquistas, en cambio, salvo en España, entraron en aguda decadencia y dejaron de ser un referente político para las clases obrera y campesina.
Lenin organizó en 1919 una nueva Internacional, la III (Komintern), opuesta a la II Internacional socialista, considerada como aliada de los burgueses y desprestigiada por su apoyo a los respectivos bandos durante la I Guerra Mundial. Los comunistas se escindieron de los partidos socialistas europeos y de otros continentes en los primeros años 20 y la pugna entre socialistas y comunistas fue una constante de los años de entreguerras, lo que explica en gran parte su debilidad y fracaso ante el auge del fascismo.
Pero fue precisamente la amenaza del fascismo en los años 30 lo que posibilitó en el VII Congreso de la III Internacional (1935) un cambio de la política comunista: había que unir a las fuerzas antifascistas, incluyendo en un Frente Popular a los comunistas, socialistas, liberales e incluso los burgueses conservadores demócratas. Francia en 1935 y España en 1936 fueron los primeros ejemplos. Su objetivo era la defensa de la paz y de las libertades, más algunas reformas sociales progresistas. Pero los ensayos fracasaron por la mala situación económica, la inestabilidad social y las discrepancias entre miembros tan diversos sobre la estrategia frente al ascenso del fascismo.

3. HACIA LA GUERRA.


Mapa de Europa en el periodo de entreguerras.

La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) fue el resultado de todo un conglomerado de causas remotas y próximas, que se forjaron en los años 20 y 30.

Las causas remotas.
- La ruptura del equilibrio balcánico a partir de 1919 tras la desmembración de Austria-Hungría, al integrarse en Yugoslavia varias etnias enfrentadas y ser muy artificiales las fronteras de Italia, Hungría, Rumanía y otros países.
- El fracaso de la Sociedad de Naciones (SDN), debido sobre todo a la indecisión de Francia y Reino Unido, que no se atrevieron a usar la fuerza en momentos necesarios: la agresión de Japón a China (1931 y 1935), el rearme de la Alemania nazi (1934), la anexión de Etiopía por Italia (1935) o la militarización alemana de Renania (1936). El fracaso de la SDN se debió, sobre todo, a la decadencia político-económica de las democracias occidentales, que no querían volver a guerrear.
- La negativa de los Estados vencidos a aceptar las cláusulas del Tratado de Versalles y sus corolarios (el artículo 231 atribuía al pueblo alemán la responsabilidad de la guerra).
- La negativa de varios de los Estados vencedores a revisar los puntos más discutidos de los tratados de 1919, como el pago de enormes compensaciones de guerra.
- La división de los Aliados, sobre todo por el aislacionismo de EE UU y Reino Unido (esta sospechaba que Francia quería imponer una simaquia militar en Europa).
- La aparición en Italia y Alemania de regímenes totalitarios y militaristas, que exaltaban la supremacía del Estado en detrimento de la libertad individual.
- El surgimiento de dictaduras en otros países, como España, Portugal y todos los países de los Balcanes y del Este de Europa, salvo Checoslovaquia.

Las causas próximas.
- Las reivindicaciones de algunas minorías étnicas oprimidas por las dictaduras o los Estados nacionales en que habían quedado inclusas: alemanes en Checoslovaquia y otros países, húngaros en Rumanía, italianos en Yugoslavia...
- La política imperialista del Japón, para superar sus graves dificultades económicas desde 1931.
- La política de conquistas de Alemania e Italia en busca del espacio vital (lebensraum) a costa de sus vecinos. Alemania ocupó y se anexionó Austria (marzo de 1938) y luego la mayor parte de Checoslovaquia, en varias fases, comenzando por los Sudetes alemanes; y su ansia de territorios en el Este creció. Italia se apoderó de Etiopía y Albania, y soñó con un gran Imperio Romano en el Mediterráneo.
- La actitud pasiva y vacilante de Francia y Reino Unido ante las amenazas anteriores.
- La neutralidad de la URSS respecto a Alemania, decepcionada por los acuerdos de Munich (1938) que apenas habían apaciguado a Alemania a cambio de darle los Sudetes, y deseosa a su vez de expansionarse sobre Polonia y los otros países bálticos, pues temía la expansión alemana.
Todo esto alcanza su apogeo en el verano de 1939: el 1 de septiembre Alemania invadió Polonia y comenzó la II Guerra Mundial, el mayor conflicto bélico que ha padecido la Humanidad.

3.1. LA GUERRA.
Resumen de la II Guerra Mundial.

La Segunda Guerra Mundial estalló en septiembre de 1939 y duró hasta mayo de 1945 en Europa y septiembre de ese año en el Pacífico. Enfrentó a las potencias del Eje (los más destacados eran Alemania, Italia y finalmente Japón) y los Aliados (los más destacados eran Reino Unido, Francia, URSS y finalmente EE UU).
La decisión del líder alemán Hitler de buscar el predominio político en Europa se unía al intento del líder italiano Mussolini de recuperar la gloria del antiguo Imperio romano y de los líderes japoneses de conseguir la hegemonía en el Lejano Oriente.
Al afrontar la creciente beligerancia de estos estados totalitarios y el confirmado aislamiento de Estados Unidos, las democracias europeas se encontraron a la defensiva. Bajo el débil liderazgo de Neville Chamberlain, Gran Bretaña y Francia adoptaron una política de apaciguamiento, que sólo fue abandonada tras la invasión alemana de Polonia el 1 de septiembre de 1939. Cuando la II Guerra Mundial comenzó, las rápidas victorias del ejército alemán persuadieron a casi todos, excepto a Winston Churchill, de que el 'nuevo orden' de Hitler parecía ser el destino de Europa. Pero después de 1941, cuando Hitler ordenó el ataque a la Unión Soviética y los japoneses bombardearon Pearl Harbour, soviéticos y estadounidenses se unieron a Gran Bretaña en un esfuerzo común para obligar a Alemania a rendirse incondicionalmente. El rumbo de la guerra cambió en 1942 y 1943 y tras el desembarco y la batalla de Normandía, Alemania y sus restantes aliados sucumbieron al final de una terrible lucha en dos frentes. En la primavera de 1945, Hitler se suicidó y una Alemania arrasada se rindió a las potencias aliadas.

El inicio de las operaciones militares.
Los ejércitos alemanes marcharon sobre Polonia a primeras horas de la mañana del 1 de septiembre de 1939. Los británicos y los franceses declararon la guerra a Alemania el 3 de septiembre, pero no tenían intención de prestar ayuda a los polacos.

Primera fase: la supremacía del Eje.
La cantidad de tropas de las fuerzas alemanas y polacas era prácticamente similar. Hitler envió 1,5 millones de soldados, y el mariscal polaco Edward Rydz-Smigly esperaba reunir 1,8 millones de hombres. Sin embargo los alemanes contaban con seis divisiones panzer (acorazadas) y cuatro divisiones motorizadas; los polacos sólo disponían de una brigada acorazada, una motorizada y algunos batallones de tanques. Las Fuerzas Aéreas alemanas estaban formadas por 1.600 aeronaves de último modelo, mientras que la mitad de los 935 aviones polacos estaban obsoletos.

La guerra relámpago en Polonia.
La estrategia polaca consistía en una rígida defensa de toda la frontera y preveía varias semanas de escaramuzas preliminares con los alemanes. No obstante, ambos cálculos resultaron incorrectos. En la mañana del 1 de septiembre, oleadas de bombarderos alemanes atacaron las líneas férreas y bloquearon la movilización polaca. Durante los cuatro días siguientes, dos grupos militares —procedentes de Prusia oriental y Silesia respectivamente— abrieron el paso a las unidades de avance acorazadas que se dirigían con rapidez hacia Varsovia y Brest. En esto consistía la blitzkrieg (guerra relámpago): desplegar de forma simultánea fuerzas acorazadas, aviación e infantería para realizar un movimiento en forma de pinza y envolver al enemigo en un breve espacio de tiempo.
Los alemanes rodearon Varsovia entre el 8 y el 10 de septiembre, bloqueando a las fuerzas polacas al oeste de la capital. El 17 de septiembre, un segundo y más profundo movimiento envolvente se cerró cerca de Brest. Ese mismo día, el Ejército Rojo soviético atacó la frontera. Prácticamente toda Polonia había sido invadida el 20 de septiembre; el 6 de octubre capituló el fuerte de Kock, último bastión de la resistencia polaca.

La guerra ruso-finesa de 1939-1940.
El 30 de noviembre de 1939, después de dos meses de discusiones diplomáticas, la URSS declaró la guerra a Finlandia.
La ofensiva sobre Finlandia realizada por la URSS suscitó la indignación de la opinión mundial y brindó una oportunidad a los británicos y franceses. Éstos habían centrado su atención desde tiempo atrás en la mina de hierro de la ciudad sueca de Kiruna, que representaba la principal fuente de este mineral para Alemania. Durante el verano, la mena era enviada a Alemania a través del mar Báltico; en invierno, era trasladada al puerto noruego de Narvik —sin hielo pese a la época— y después embarcada en naves que atravesaban las aguas neutrales de Noruega. El ferrocarril de Narvik-Kiruna también se unía por el Este con los ferrocarriles fineses; por lo tanto, una fuerza anglo-británica mandada para ayudar a Finlandia estaría automáticamente en posición de ocupar Narvik y Kiruna. El problema era conseguir que Noruega y Suecia cooperaran, a lo cual ambas se negaron.

La derrota de Francia en 1940.
El 20 de mayo, el grupo panzer tomó la ciudad francesa de Abbeville, situada en la desembocadura del río Somme, y comenzó a avanzar hacia el Norte a lo largo de la costa. Hacia el 26 de mayo, los británicos y los franceses se vieron obligados a retroceder hasta una estrecha playa que se encontraba en los alrededores de Dunkerque. El rey belga, Leopoldo III, capituló al día siguiente. Destructores y pequeñas embarcaciones de todo tipo consiguieron evacuar de Dunkerque a 338.226 hombres en un salvamento heroico propiciado por la actitud del general alemán Gerd von Rundstedt, que ordenó a sus carros de combate que se detuvieran a fin de preservarlos para la siguiente fase de la operación.
La campaña contra Francia comenzó el 5 de junio. Italia declaró la guerra a Francia y Gran Bretaña el 10 de junio. La Línea Maginot, que sólo se extendía a lo largo de la frontera belga, no había sufrido el más mínimo daño, pero el comandante de las fuerzas francesas, el general Maxime Weygand, no disponía de ningún medio para proteger París por el Norte y el Oeste. El 17 de junio, el mariscal Henri Philippe Pétain, nombrado primer ministro el día anterior solicitó un armisticio, que fue firmado el 25 de junio, en el que se acordó que Alemania controlaría el norte y la franja atlántica de Francia. Pétain estableció la capital en Vichy, en la zona no ocupada del Sudeste.


Mapa de las ofensivas del Eje hasta finales de 1942.


Mapa de la expansión alemana en el verano de 1942.

La invasión de la URSS en 1941-1943.
En junio de 1941, Hitler ordenó la invasión a la Unión Soviética. Sus fuerzas avanzaron hacia Moscú, pero estando muy cerca tuvieron que retroceder por el contraataque ruso y la llegada del invierno. Finalmente fueron aplastados por los soviéticos en la gran Batalla de Stalingrado (junio de 1942–febrero de 1943).

El genocidio y el Holocausto.
Mientras seguía la lucha en los frentes los nazis aplicaban una política de exterminio contra los judíos y otros grupos (gitanos, homosexuales, discapacitados, eslavos polacos y rusos...), el genocidio llamado Solución final por los alemanes y el Holocausto por sus víctimas judías, en crueles campos de concentración como el de Auschwitz en Polonia.

La guerra en el Pacífico en 1941-1942.

Mapa de las  ofensivas japonesas en el Pacífico.

Los japoneses realizaron el bombardeo de Pearl Harbor en diciembre de 1941, provocando el ingreso de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial. La ofensiva japonesa la llevó a conquistar China, el Sudeste Asiático y casi todas las islas del Pacífico. Pero a partir de la victoria estadounidense en el Batalla de Midway (junio de 1942) los japoneses empezaron a perder posiciones.

La guerra en el Mediterráneo en 1942-1943.

Mapa de las ofensivas aliadas en Europa desde 1942.

Los aliados vencieron a los alemanes e italianos en el norte de África a partir de la batalla de El Alamein (noviembre de 1942) y el coetáneo desembarco de sus fuerzas en el Magreb. Acorralaron a las fuerzas del Eje en Túnez, donde se rindieron en mayo de 1943 y a continuación invadieron Italia, que se rindió en pocos meses, aunque Mussolini continuó la lucha en el norte, apoyado por las fuerzas de ocupación alemanas.

La guerra en Europa en 1944-1945.
En junio de 1944 los aliados iniciaron una gran contraofensiva con el desembarco de Normandía, obligando a los alemanes a replegarse hacia su país. En agosto fue liberada París y en febrero de 1945 Francia quedó libre de alemanes.
Los aliados invadieron Alemania en marzo, pero los soviéticos llegaron primero a Berlín (25 de abril de 1945). Hitler se suicidó el 30 de abril. El 9 de mayo de 1945 el mariscal alemán Wilhelm Keitel firmó la rendición de su país en Berlín.

La guerra en el Pacífico en 1943-1945.


Mapa de las ofensivas aliadas en el Pacífico.

Los estadounidenses empujaron a los japoneses a través del Pacífico, con desembarcos en las islas más estratégicas, venciendo en duros combates.


El 6 y 9 de agosto Estados Unidos arrojó bombas nucleares sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, lo que aceleró la rendición del emperador Hirohito el 2 de setiembre de 1945.

3.2. EL HOLOCAUSTO.
El término Holocausto.
“Holocausto” es una palabra de origen griego que significa “sacrificio por fuego”, e históricamente el Holocausto fue la persecución y el asesinato sistemático, burocráticamente organizado y auspiciado por el Estado de seis millones de judíos por parte del régimen nazi y sus colaboradores, que devastaron a la mayoría de las comunidades judías de Europa.

Las causas.
Los antecedentes ideológicos se encuentran en la Edad Media, con argumentos religiosos y raciales. Las persecuciones, matanzas (pogroms), expulsiones u opresiones legales a los judíos fueron numerosas, siendo un ejemplo famoso la expulsión de los judíos de España en 1492. En el siglo XIX el auge del nacionalismo fomentó las teorías que favorecían la pureza racial de las naciones y los judíos fueron vistos por muchos como cuerpos extraños dentro de los nuevos Estados nacionales.
Los nazis, que llegaron al poder en Alemania en enero de 1933, creían que los alemanes eran la “raza superior” aria y que los judíos, considerados “inferiores”, eran una amenaza extranjera para la llamada comunidad racial alemana (o pangermana, que incluía también a escandinavos, anglosajones y otros descendientes de los antiguos germanos). Una motivación política importante era usar a los judíos como "chivos expiatorios" de la derrota en la Primera Guerra Mundial y de la Gran Depresión, pues era un grupo minoritario y visible sobre el que concentrar el odio popular. Hitler, en su libro Mein Kampf (Mi lucha), ya había dictaminado en 1925 que debían ser liquidados.
En 1933, la población judía de Europa ascendía a más de nueve millones, y la mayoría de los judíos europeos vivía en países que la Alemania nazi ocupó o dominó políticamente durante la Segunda Guerra Mundial. Tras meditar una expulsión masiva a otros países e incluso la creación de una patria judía en Palestina o Madagascar, los jerarcas nazis desarrollaron un plan, llamado la “Solución Final”, para eliminar físicamente a los judíos de Europa.
El resultado fue que en 1945, los alemanes y sus colaboradores habían asesinado aproximadamente a seis millones (dos tercios) de los judíos europeos.

El genocidio de otros grupos.
Las autoridades alemanas también persiguieron a otros grupos debido a su percibida “inferioridad racial”: los gitanos, los negros, los discapacitados y los pueblos eslavos (sobre todo polacos y rusos). Otros grupos fueron perseguidos por motivos políticos, ideológicos y de comportamiento sexual, entre ellos los comunistas, los socialistas, los testigos de Jehová o los homosexuales. Se discute cómo llamar a este genocidio, mucho más numeroso que el judío, pero la mayoría de los autores no les aplica el término Holocausto, reservado el exterminio de los judíos.
Unos diez millones de civiles polacos, soviéticos y de otros países ocupados fueron deportados para realizar trabajos forzados en Alemania o en la Polonia ocupada, donde generalmente trabajaban y muchas veces morían en condiciones deplorables.
Los nazis asesinaron entre 200.000 y 600.000 gitanos, siendo difícil cuantificarlos por la inseguridad de las estadísticas de esta etnia.
Unos 150.000 a 200.000 pacientes discapacitados físicos o mentales, en su mayoría alemanes y que vivían en instituciones asistenciales, fueron asesinados bajo la excusa de un programa de eugenesia.
Desde los primeros años del régimen nazi, las autoridades alemanas persiguieron a los homosexuales y a otras personas cuyos comportamientos no se ajustaban a las normas sociales prescritas. Cientos de miles de oponentes políticos, sobre todo comunistas, socialistas y sindicalistas, así como disidentes religiosos (como los testigos de Jehová), fueron perseguidos por la policía alemana, y miles murieron como resultado de la encarcelación y el maltrato.
A medida que la tiranía nazi se propagaba por Europa, los alemanes y sus colaboradores perseguían y asesinaban a millones de otras personas. Cerca de un millón de intelectuales y destacados polacos no judíos fueron asesinados desde 1939. A partir de 1941 entre tres y seis millones de prisioneros de guerra soviéticos fueron asesinados o murieron de inanición, enfermedades, negligencia o maltrato.

Los campos de concentración.
En los primeros años del régimen nazi, el Gobierno estableció campos de concentración para detener a oponentes políticos e ideológicos tanto reales como supuestos. En los años previos al estallido de la guerra, las SS y la policía política encarcelaron en estos campos a cada vez más judíos, gitanos y otras víctimas del odio étnico y racial.
Para concentrar y controlar a la población judía y al mismo tiempo facilitar la deportación posterior de los judíos, los alemanes y sus colaboradores crearon ghettos (barrios o lugares cercados), campos de tránsito y campos de trabajos forzados para los judíos durante los años de la guerra. Asimismo, las autoridades alemanas establecieron numerosos campos de trabajos forzados, tanto en el denominado Gran Reich Alemán como en territorios ocupados por los alemanes, especialmente en Polonia y Chequia, para personas no judías a quienes los alemanes buscaban explotar laboralmente.

Las acciones y los campos de exterminio.



Después de la invasión alemana de la Unión Soviética el 21 de junio de 1941, los Einsatzgruppen (equipos móviles de matanza de las SS) y más adelante, los batallones militarizados de la Policía iban en retaguardia para asesinar en masa a los judíos, gitanos, comisarios políticos y otros destacados miembros del partido comunista y del Estado soviético. Contaron con el apoyo de unidades de la Wehrmacht y de la Waffen SS, y se calcula que mataron a más de un millón de hombres, mujeres y niños judíos y a cientos de miles de otras personas.
Pero la técnica de asesinato en acciones mediante disparos cercanos, era lenta y producía malestar psicológico a los verdugos, por lo que se buscó una técnica mortal más “industrial” y despersonalizada. Dieron con una alternativa que entendieron más eficaz: los campos de exterminio, dotados de cámaras de gas en las que se mataba a cientos de personas a la vez, al tiempo que los presos que podían trabajar eran sometidos a trabajos extremadamente penosos y perecían por lo general al poco tiempo por maltrato, inanición o enfermedad.



Barracón de un campo de exterminio.

Entre los años 1941 y 1944, las autoridades nazis deportaron a unos cinco millones de judíos desde Alemania, los territorios ocupados y los países de muchos de sus aliados del Eje hacia los ghettos y los campos de exterminio. La inmensa mayoría fue asesinada.
Durante los últimos meses de la guerra, los guardias de las SS trasladaron a los prisioneros supervivientes en tren o en marchas forzadas, también denominadas “marchas de la muerte”, en un intento por evitar que los aliados los liberaran. Las marchas continuaron hasta incluso el 7 de mayo de 1945, el día en que las fuerzas armadas alemanas se rindieron incondicionalmente a los aliados.
A medida que las fuerzas aliadas se trasladaban por Europa en una serie de ofensivas contra Alemania, empezaron a encontrar y liberar los campos de concentración, así como a los prisioneros que estaban en el camino en marchas forzadas desde un campo hacia otro. Las filmaciones, las fotografías y las descripciones de los reporteros consternaron al mundo civilizado.

El final del Holocausto.
Después de la derrota alemana, muchos de los sobrevivientes encontraron refugio en los campos de refugiados que administraban las fuerzas aliadas. Entre 1948 y 1951, casi 700 mil judíos emigraron a Israel, incluidos 136 mil judíos refugiados de Europa. Otros judíos refugiados emigraron a Estados Unidos y a otros países. El último campo de refugiados se cerró en 1957.

3.3. LAS CONSECUENCIAS.
El conflicto configuró la política, la economía, la sociedad e incluso la tecnología de la segunda mitad del siglo XX.


El reparto de Alemania al final de la guerra.

Las consecuencias políticas.
:Grandes cambios en las fronteras de Europa del Este.
-La desaparición de los regímenes fascistas en Italia y Alemania.
-El fin del imperialismo japonés.
-La creación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
-La afirmación del poderío militar y el intervencionismo mundial de EE UU.
-La consolidación del régimen comunista de la URSS.
-El ascenso al poder en muchos países occidentales de partidos socialistas y socialdemócratas.
-El resurgimiento del sindicalismo y los movimientos libertarios.
-La formación del bloque capitalista (EEUU y Europa Occidental) y del bloque socialista (URSS y Europa del Este).
-La división de Alemania, Corea y Vietnam en zonas dominadas por EE UU y URSS.
-El inicio de la Guerra Fría entre EE UU y la URSS.
-El inicio del proceso de independencia de la mayoría de las colonias en Asia, África y Oceanía.

Las consecuencias económicas.
-El predominio económico de Estados Unidos.
-El debilitamiento económico de una Europa semidestruida o arruinada.
-La ayuda de EEUU a la recuperación de Europa Occidental mediante el Plan Marshall.
-El fortalecimiento económico del comunismo de la URSS.
-La ayuda soviética a Europa Oriental y los países de gobiernos comunistas.

Las consecuencias sociales.
-La muerte de entre 50 y 70 millones de personas.
-El sufrimiento o mutilación de millones de heridos.
-La destrucción de innumerables ciudades y pueblos.
-El desplazamiento de millones de civiles, refugiados por la guerra.
-El fortalecimiento de la burguesía capitalista.
-La reducción del número de obreros, que forzó el aumento de la productividad y movimientos migratorios de la mano de obra en Europa.

Las consecuencias tecnológicas.
-La invención las bombas atómicas, el misil o el radar.
-La construcción de nuevos armamentos y el perfeccionamiento de otros.
-La mejora de los transportes y las telecomunicaciones.
-La innovación en los métodos productivos a gran escala.

FUENTES.
Se divide en tres partes: General, La Guerra en Occidente y La Guerra en Oriente.




Libros.
Aldcroft, Derek H. De Versalles a Wall Street, 1919-1929. v. IV. Fischer, Wolfram. Historia Económica Mundial del siglo XX. Crítica. Barcelona. 1985.
Cipolla, Carlo M. Historia económica de Europa. (5). El siglo XX. 2 vs. Ariel. Barcelona. 1981. 874 pp.
De la Torre, R. M. La Sociedad de Naciones. Planeta. Barcelona. 1977. 156 pp.
Duroselle, Jean Baptiste. Europa, de 1815 a nuestros días. Vida política y relaciones internacionales. Col. Nueva Clío, nº 38. Labor. Barcelona. 1975. 15 más 326 pp.
Duroselle, J. B. Política exterior de los Estados Unidos. De Wilson a Roosevelt, 1913-1945. FCE. México. 1975. 515 pp.
Fergusson, Adam. Cuando muere el dinero. El derrumbamiento de la República de Weimar. Alianza. Madrid. 1984. 284 pp.
Galbraith, John Kenneth. El crack del 29. Ariel. Barcelona. 1972. 277 pp.
Heffer, Jean. La Gran Depresión. Narcea. Madrid. 1982. 194 pp.
Kindleberger, Charles P. La crisis económica, 1929-1939. v. IV. Fischer, Wolfram. Historia Económica Mundial del siglo XX. Crítica. Barcelona. 1985.
Kitchen, Martin. El período de entreguerras en Europa. Alianza. Madrid. 1992. 406 pp.
Klein, Claude. De los espartaquistas al nazismo. La República de Weimar. Sarpe. Madrid. 1985. 169 pp.
Lacomba, J. A.; Martínez Carreras, J. U; Navarro, L.; Sánchez Jiménez, J. Historia Contemporánea. El siglo XX (1914-1980). Alhambra. Madrid. 1982. 428 pp.
Morilla Critz, José. La crisis económica de 1929. Pirámide. Madrid. 1984. 182 pp.
Mosley, Leonard. El fracaso de las Democracias. Caralt. Barcelona. 1974. 405 pp.
Neré, Jacques. 1929, análisis y estructura de una crisis. Guadiana. Madrid. 1970. 271 pp.
Niveau, Maurice. Historia de los hechos económicos contemporáneos. Ariel. Barcelona. 1977. 164 pp. Con excelentes estadísticas.
Parker, R.A.C. El siglo XX (1918-1945). Siglo XXI. Madrid. 1984. 440 pp.
Remond, René. Historia del siglo XX. Vicens Vives. Barcelona. 1980. 204 pp.
Renouvin, Pierre. Historia de las relaciones internacionales, siglos XIX y XX. Akal. Madrid. 1982. 1.324 pp.
Renouvin, Pierre; Duroselle, Jean Baptiste. Introducción a la política internacional. Rialp. Madrid. 1968. 593 pp.
Walters, Frank P. Historia de la Sociedad de Naciones. Tecnos. Madrid. 1976. 797 pp.
Wiskemann, Elizabeth. La Europa de los Dictadores. 1914-1945. Siglo XXI. Madrid. 1978. 341 pp.